El Método Kumon
En qué consiste
El método Kumon está dividido en diferentes niveles, que abarcan desde educación infantil hasta bachillerato; al estudiante se le realiza un test al inicio para comprobar en qué nivel debe comenzar, y está estructurado de forma que hasta que no domina los conocimientos de un nivel no puede pasar al siguiente. Existen centros Kumon en todo el mundo, y muchos colegios lo han incorporado también como actividad extraescolar, ya que es suficiente con practicarlo dos veces por semana, durante aproximadamente media hora, dedicándole tan sólo unos minutos el resto de los días.
El papel de los padres es controlar que sus hijos realicen las tareas todos los días, y corregir los ejercicios (con una plantilla que les facilitarán en el centro) para que los niños aprendan de sus propios errores, y, por supuesto, felicitarles por su esfuerzo y sus logros, motivándoles para que continúen.
Programas
Las matemáticas y la lectura son dos materias instrumentales esenciales durante la etapa escolar y más adelante. Las capacidades y la actitud ante el aprendizaje que se adquieren con nuestros programas aportan al alumno una gran ayuda a la hora de afrontar cualquier actividad el día de mañana.
El profesor de Kumon aplica nuestro método atendiendo al ritmo de aprendizaje de cada alumno, elabora una planificación individualizada en función del ritmo de progreso que estima que tendrá el alumno y la comparte con la familia regularmente.
Desde que se originaron ambos programas, se han ido introduciendo cambios en el material didáctico periódicamente con el objetivo de mejorarlo, y esto ha sido posible gracias a la experiencia acumulada con los cientos de miles de alumnos que han aprendido con Kumon en los cinco continentes.
Algunos factores, como el tiempo que tarda el alumno en realizar la tarea diaria, el tipo de errores que comete o cómo afronta la resolución de estos fallos, ayudan al profesor a decidir el material que mejor se ajusta a sus necesidades. En consecuencia, la observación del trabajo diario del alumno es de suma importancia para la toma de decisiones del profesor y la comunicación con el alumno es esencial para lograr que se sienta partícipe de su propio proceso de aprendizaje.
Los profesores de Kumon no proporcionan explicaciones directas sobre los contenidos ni imparten sesiones magistrales. Durante las clases, representan una figura de apoyo para favorecer el proceso de aprendizaje. Siempre que sea posible, el propio alumno debe ir extrayendo sus propias conclusiones y estrategias de resolución.
El alumno gana confianza de esta forma, pues siempre alcanza la mejor puntuación posible: la nota 100. En consecuencia, pierde el miedo a equivocarse y concibe los errores como una herramienta de mejora.
El profesor de Kumon aplica nuestro método atendiendo al ritmo de aprendizaje de cada alumno, elabora una planificación individualizada en función del ritmo de progreso que estima que tendrá el alumno y la comparte con la familia regularmente.
Desde que se originaron ambos programas, se han ido introduciendo cambios en el material didáctico periódicamente con el objetivo de mejorarlo, y esto ha sido posible gracias a la experiencia acumulada con los cientos de miles de alumnos que han aprendido con Kumon en los cinco continentes.
Principios metodológicos
Punto de partida fácil
Antes de comenzar, el profesor realiza una valoración inicial del alumno para determinar los contenidos que domina y con los que se encuentra totalmente cómodo, con la cual es posible asignarle un punto de partida dentro de los contenidos recogidos en el temario de nuestros programas. Este punto es independiente de su edad o curso escolar y constituye una parte del material didáctico que le resulta fácil al alumno. De este modo, garantizamos que va a dominar los contenidos desde el inicio y que su actitud ante la tarea va a ser siempre positiva.Individualización del aprendizaje
Una vez elegido el punto de partida adecuado, el alumno progresa a su propio ritmo a lo largo de los programas y avanza hacia ejercicios de una complejidad mayor una vez que ha dominado el contenido de los que está realizando. De esta forma, se enfrenta a los ejercicios nuevos desde una posición de seguridad.Algunos factores, como el tiempo que tarda el alumno en realizar la tarea diaria, el tipo de errores que comete o cómo afronta la resolución de estos fallos, ayudan al profesor a decidir el material que mejor se ajusta a sus necesidades. En consecuencia, la observación del trabajo diario del alumno es de suma importancia para la toma de decisiones del profesor y la comunicación con el alumno es esencial para lograr que se sienta partícipe de su propio proceso de aprendizaje.
Un poco todos los días
El alumno trabaja todos los días del año. Asiste a clase dos veces por semana y el resto de los días realiza la tarea en casa. Al principio emplea poco tiempo en el estudio de Kumon y progresivamente lo aumenta hasta dedicar, de una manera muy intensa, en torno a 30 minutos por cada programa. El profesor se encarga de establecer la cantidad de trabajo idónea para el alumno atendiendo a factores tales como su capacidad de concentración y su motivación.Sin explicaciones
El material didáctico de Kumon está diseñado para que el alumno aprenda por sí mismo. Los nuevos contenidos se apoyan en los conocimientos y las habilidades que ha ido adquiriendo con anterioridad. Cada tema de estudio se introduce de manera secuenciada, con ejemplos y pistas sobre cómo resolver los ejercicios que despiertan su curiosidad.Los profesores de Kumon no proporcionan explicaciones directas sobre los contenidos ni imparten sesiones magistrales. Durante las clases, representan una figura de apoyo para favorecer el proceso de aprendizaje. Siempre que sea posible, el propio alumno debe ir extrayendo sus propias conclusiones y estrategias de resolución.
Aprender de los errores
Cuando el alumno comete algún error, se marca el ejercicio equivocado para que él mismo analice las causas y lo corrija. Esta actividad se repite diariamente de forma que siempre puede corregir sus fallos y terminar la tarea con todos los ejercicios correctamente resueltos.El alumno gana confianza de esta forma, pues siempre alcanza la mejor puntuación posible: la nota 100. En consecuencia, pierde el miedo a equivocarse y concibe los errores como una herramienta de mejora.
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